Capitulo 2 ~ El rostro más perfecto

Katya y yo caminábamos por el pasillo principal, estábamos nerviosas, no sabíamos a donde ir y mucho menos a quien hablarle pues no conocíamos a nadie pero teníamos que hacerlo porque si no, nunca llegaríamos a nuestras clases correspondientes.

-Di, di, disculpa, amigo – Dijo Katya a un Chico que estaba en su locker platicando con una chica. – ¿Donde está la oficina del Director? – Preguntó.

El chico fue muy amable, tanto, que no  solo nos dijo donde estaba, si no que nos llevó hacia dicho lugar.

-Disculpe, Señor. – Dije mientras abría la puerta de la dirección.

Al entrar vi  un señor sentado detrás de un escritorio, justo enfrente de mí. Cuando Kat y yo pasamos, el se levantó de su asiento, era alto y medio gordo, su cabello era negro y espeso, tenía bigote y la barba estaba a punto de salirle. Vestía un traje gris, con una corbata color roja.

-Adelante Señoritas. – Expresó mientras se paraba y abrochaba el botón de su saco. – Tomen asiento.

-Sí, gracias. – Respondió Katya a la vez que nos sentábamos.

– Somos de nuevo ingreso. – Expliqué. – Soy Ivana Lorens. – Dije mientras extendía mi mano hacia el Director para saludarlo cordialmente.

-Y yo Katya Echeverría, Director Ferguson. – Dije haciendo lo mismo que yo.

-Oh Vamos Chicas, son alumnas de Richter Ya, así que llámenme Sr. Fer – Dijo mientras soltaba una pequeña risa.

- Está bien Sr. Fer. – Respondí. – Venimos por nuestras materias y horarios.

-Ajá, bueno Señorita Echeverría, esté es su horario. – Explicó mientras sacaba un papel del cajón de su escritorio. – Este es el número y la clave de su locker – Dijo sacando otro.

-Gracias. – Respondió Katya.

-Y aquí esta lo de usted señorita Lorens. – Expresó.

-Gracias. – Concluí.

-Y bueno, sean bienvenidas, no me den problemas por favor. – Bromeó. Nosotras solo soltamos una risita. – Y ahora, es mejor que se vallan porque si no, no llegan a sus clases. – Dijo mientras se paraba.

-Sí, si, gracias y Adiós. – Concluyó Katya.

Los lockers estaban por pasillos, del 1 al 100 en uno, del 100 al 200 en otro y así sucesivamente, por lo que al salir de la oficina, tomamos diferentes caminos, pues el de ella era el #253 y el mío #437.  

Busqué por casi 5 minutos mi casillero, soy nueva y no encontraba fácilmente los pasillos y si así tardaba buscando mi locker, me preguntaba cómo me iba ir con las aulas.

Afín encontré mi casillero, introduje la clave y acomodé todos los libros que traía en mi mochila, solo me quedé con los de Literatura pues esa era mi primera clase del día.

Apunto estaba de cerrar mi locker cuando sonó el timbre, así que no tardé más y salí corriendo de ahí para empezar a buscar mi salón porque no quería llegar tarde.

Iba corriendo por los pasillo con mis libros abrazados buscando el aula que dijera “LITERATURA”, estaba tan perdida mirando todas las puertas que no me di cuenta por donde corría hasta que sentí como choqué con alguien y caí al piso. Mis libros y mi mochila cayeron y se regó todo lo que iba adentro.

-Discúlpame, enserio, no te vi. – Dijo un chico cuya voz era tierna y dulce, pero a la vez masculina.

-No te preocupes, fue mi culpa, por correr sin ver mi camino. – Respondí sin alzar mi vista. Empecé a recoger mis libros, el chico se agachó para ayudarme. Cuando ya tenía todas mis cosas, el se levantó.

-Soy Nick. – Expresó mientras extendía su mano hacia mí para levantarme.

Entonces alcé mi mirada para tomar su mano y lo vi, estaba parado justo enfrente mio, era alto, delgado, vestía un pantalón de mezclilla con una playera color gris ajustada la cual hacia que su perfecta figura se marcara, y para qué hablar de su cuerpo si su cara era más linda. Tenía unos rizos tan perfectos, unos ojos tan profundos, su nariz era tan perfilada, sus labios, OH SUS LABIOS eran tan rositas y carnosos, tenía una leve sonrisa en su rostro que sin duda derretía a cualquiera. Ese chico tenía el rostro más perfecto que haya visto en toda mi vida.                       

Tomé su mano para levantarme y ya parada, nos miramos y me perdí por más de 10 segundos en sus ojos color marrón, pero no cualquier marrón, era un color hermoso. Sentí que hubo una conexión entre los dos la cual hizo que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo, la presencia de Nick causaba una sensación extraña en mí, extraña pero linda, no tenía idea de que era pero me gustaba sentirla.

-Un gusto, soy Ivana. – Dije a la vez que movíamos nuestras manos juntas para terminar el saludo.

-El gusto es mío. – Soltó mi mano, aún seguíamos mirándonos a los ojos. – Nunca te había visto antes en RHS, ¿Eres nueva, no? – Preguntó.

-Si si, así es. – Respondí nerviosa. Aún no entendía porque tenía esa sensación.

-Ah, y ¿A dónde ibas tan rápido? – Preguntó soltando una risita.

-Buscaba el salón de Literatura, e iba corriendo porque ya voy tarde. – Expliqué.

-Sí, ya es tarde, pero bueno, mira yo voy a donde Matemáticas. – Dijo haciendo una cara de “FUCHI”. A lo que solté una risa burlona. – Está al lado del salón que buscas, si quieres te llevo.

-Si claro, gracias. – Respondí feliz.

-Entonces no hablemos más y andando. – Concluyó.

Caminamos lo más rápido que pudimos, pues ya era tarde, solo esperaba a que mi profesor llegara retrasado igual que yo.

Llegamos a las aulas, la mía estaba antes que la de él.

-Bueno este es. – Dijo señalando el salón.

-Gracias Nick. – Expresé.

- De nada. – Respondió.

Di media vuelta para entrar al salón pero antes de hacerlo, el tomó mi brazo e hizo que girara de nuevo. Nos conectamos otra vez por la mirada.

-Suerte Ivana. - Dijo con un tono de voz  dulce y con una leve sonrisa en su bello rostro.

-Gracias, igualmente Nick. – Respondí de la misma manera.

Entré al salón y por suerte mi maestro aún no llegaba.